La intuición es ese cosquilleo mágico que te dice: “esta idea es buenísima”. El problema es que a veces ese cosquilleo viene de la pizza fría de anoche.
Nos encanta pensar que tenemos un radar infalible para las ideas que van a romperla.
Y sí, a veces pegamos una. Pero otras veces… otras veces terminamos explicándole al cliente por qué ese post con fondo naranja y tipografía noventosa tuvo 3 likes (de los cuales 2 son del equipo interno).
3 puntos para bajarnos del unicornio intuitivo
La intuición no desaparece. Se entrena.
No se trata de ignorarla, sino de alimentarla con contexto real, datos y pruebas.
Una idea no es buena hasta que lo demuestra.
Tu concepto puede ser brillante… pero ¿le habla al público o al ego del equipo?
Validar ahorra tiempo, no lo desperdicia.
Testear antes de lanzar no frena el proceso. Evita que lo repitas 4 veces.
La intuición te puede llevar lejos.
Pero la validación te lleva a donde realmente querés llegar.
Porque en el fondo, no queremos tener razón.
Queremos que funcione.
Usá Clicker para validar tus campañas antes de salir al mundo.
Porque la creatividad no se trata de adivinar. Se trata de acertar.